“El duro y difícil camino de la igualdad en el mundo”, artículo de opinión de Félix Frutos

“Para entender el largo camino hacia la igualdad efectiva que las mujeres trabajadoras y las mujeres en general han tenido que hacer en la historia de los últimos siglos de este mundo, hay que recordar los episodios que han marcado su lucha a lo largo de este tiempo.

Las mujeres tuvieron prohibido el acceso a la educación durante siglos, de esta manera la mujer estaba destinada al cuidado de su prole y condenada a la ignorancia, a la realización de todas las tareas domésticas o del campo en unas condiciones durísimas, sin ningún derecho, sin ningún salario, solo tenían la obligación de obedecer a los dueños, (hombres en su totalidad).

Desde los siglos X a XVII eran utilizadas como amas de cría, como medio para la reproducción y la satisfacción de los hombres, todo ello con leyes que las obligaban a ello.

Paradójicamente en el siglo XVI en la Serenísima Republica de Venecia, surgieron mujeres llamadas Cortesanas Honestas a las que se les permitía el acceso a la cultura y al conocimiento a cambio de convertirse en prostitutas de lujo con amplios conocimientos culturales, eso las permitía ser libres en sus decisiones, sus finanzas y en la lucha por la igualdad de oportunidades, un caso muy famoso fue el de Verónica Franco que fue una (Cortigiane Oneste), la cual, utilizó su posición en la sociedad de aquella época para fundar instituciones que ayudaran a la independencia cultural, social y económica de las mujeres, sin tener que recurrir a la prostitución para ello. Se trata de algo que en nuestra época nos parece impensable, pero en aquel momento suponía la única manera de avanzar y luchar por sus derechos.

Otra fecha señalada y que dio un impulso en los derechos de las mujeres trabajadoras en el mundo fue el suceso del incendio que el día 25 de marzo de 1911, consumió parte del edifico Asch, en el Greenwich Village de Nueva York. En tres de los pisos de ese edificio se albergaba la fábrica Shirtwaist (Blusas Triangulo), en donde trabajaban 500 personas, la mayoría mujeres jóvenes e inmigrantes sin ninguna medida de prevención ni derechos. Y en el que fallecieron 123 mujeres.  Una vez acaba la investigación del accidente, se demostró que los dueños tenían cerradas las puertas de evacuación para evitar que nadie dejase de trabajar en jornadas interminables, ese desprecio a sus vidas y a su condición produjo un cambio de mentalidad en la sociedad y se sentaron las bases del sindicalismo en EEUU.

Como hombre, seguiré luchando por los derechos de las mujeres trabajadoras día a día, pues actualmente sigue habiendo una gran brecha salarial y de promoción interna hacia las mujeres en nuestro país. Por ello hay que seguir exigiendo a las administraciones públicas y a las empresas que la igualdad es responsabilidad de todas y todos”.